La humanidad somos el fruto maduro que nadie recoge, y que termina pereciendo bajo la sombra de un árbol alto, imponente...inalcanzable. Somos la única semilla de la naturaleza que se pudre directamente antes de mostrar el efímero momento de plenitud que muestran las rosas antes de que los hielos devoren sus pétalos con la voracidad de una fiera hambrienta. Y por mi cabeza ronda el monólogo de Segismundo en aquella obra... cuántos seres gozan de una libertad imperecedera...y nosotros...nosotros nos atamos con cadenas y cuerdas, y nos hundimos, motu proprio; en mares de depresiones e ignorancia, que embotan nuestros sentidos e inhiben nuestra capacidad crítica, sedan nuestros sueños haciendo que despertemos desorientados como reos de posguerra. Nacemos tontos, estultos y morimos con la sensación de conocer la nada. Esa sensación amarga, como la de un niño que se siente ignorado por su padre... El sentimiento de abandono y muerte personal, que se enreda con una tristeza abstracta y la euforia infame de la impotencia y la frustración. De forma patética me asimilo a un Dorian Gray, emputecido y con ese pánico al tiempo que absorbe cada gramo de mi vida...Encontraré también mi óleo en una vieja habitación a oscuras y entonces, espantado mi psique se desvanecerá en un grito ahogado. Grito ahogado. Munch. Soy el Cronos rencoroso y cruel de una realidad absurda y relativista. Ya nadie conoce al ser humano como "el animal metafísico", y al igual que nuestros antiguos compañeros de mito...estamos encerrados en La caverna, destinados a una ceguera perpetua y a la esclavitud eterna, monstruos a los cuales nos arrojamos para resguardarnos de la verdad, porque la luz de lo real y ontológico nos daña. Preferimos destruírnos, a vivir como humanos reales...
Y bajo unas escaleras de caracol, entre relojes mojados y colores estridentes estoy mejor...
Abajo, abajo...más abajo de lo que cava el subconsciente, la mente en un atardecer anaranjado como el lomo de un tigre... Y en las rayas negras, sensación de lo onírico.
Esa horrible sensación, entre horrible metafísica y calmante fantasía... esa aterradora sensación de ser el Ser, Siendo y Fue, que sólo calma el vivir siendo vivido, el pronombre.
Detestable Dorian Gray imperfecto, enemigo de la humanidad...y más aun de sí mismo.